Cuantas veces he soñado con algo tan secillo como tener ese privilegio: su apellido en mi nombre.
Hay noches en las que los gritos dentro de mi cabeza me atemorizan, y aquella vocecilla a la cual solía llamar conciencia ahora se dedica a atormentarme.
Una vida sin haberla conocido hubiera resultado vacía.
Y hoy cuando he logrado uno de mis mayores logros personales, apenas y los disfruto. Pero fue ella quien me sorprendió. Se siente muy orgullosa de mi. Logré graduarme.
Hemos hablado mucho en estoy ultimos dias. Resultamos a pesar de todo, ser tan buena compañía la una para la otra. Ser perfectas cuando platicamos. Escuchamos nuestros puntos, respetamos nuestras opiniones y tomamos en cuenta consejos mutuos.
Cada que platicamos, la conozco más... y aun más la amo.
Creo que siempre estaré con ella. Juntas o separadas, ella siempre estará conmigo y yo con ella. Pase lo que pase. Se que el tiempo nos hará justicia.
Como amigas, como almas gemelas, como pareja o como lo que sea. Se que siempre estaremos unidas de una u otra manera.
Hoy le contaba que conociendola tanto como la conozco se que (por muy arrogante que se escuche, o se lea) yo soy la mujer que ella necesita a su lado. Quizas ahora ella no lo sepa... Pero se que a la larga, ella lo reconocerá. Estoy segura de ello.
Alguna vez has amado a alguien de tal manera que su felicidad te importe tanto que quieras garantizarsela a pesar de que ello signifique arriesgar la tuya propia?
Bueno así me siento yo por ella.
Luego me veo a mi misma y pienso sobre mis anhelos, mis sueños, mis deseos... en fín, mi futuro.
Es gracioso como existen 2 versiones (a veces más, pero normalmente son 2) sobre lo que podría ser de mi.
Y cuando llego a ese punto de intersección de versiones, siempre sigo la ruta de la misma version para seguir soñando. Junto a ella.
Veo tantas cosas en mi futuro a su lado. Las veo con en una bola de cristal, episodios de mi vida que aun no he vivido, ecenarios que no conozco, y niños cuyas caritas no distingo pero se que los amo.
La veo a ella, me veo a mi.
Todo se ve tan lleno de felicidad. Como si de verdad estuviera pasando, como una clara visión al futuro.
Y así suelen pasar varios días. Semanas contemplandolo.
Hasta que un día una de las dos suelta la bola de cristal y ésta cae al suelo haciendose añiscos. Rota en mil pedazos y mis sueños se han roto con ella.
A la mañana siguiente me prometo no volver a crear más sueños, y ni siquiera pensar en ella. El tiempo pasa tan lento, las noches cada vez más frías. A veces por ella... A veces por mí.
Solo mi voz interna me dice lo que más temo pero que logra convencerme cada vez más de que es solo verdad.
Por lo general acepto que me digan las verdades sin importar de donde provengan ni lo duras que estas sean. Pero cuando vienen de aquí adentro duelen. Ahogan. Desesperan. Y te quitan el hambre de amor, y comienzas la anorexia afectiva con bulimia progresiva que vomita todo lo que en algun momento quisiste: Amor, detalles, esfuerzos, muestras incondicionales de cariño.
Y tu corazon comienza a perder peso. Se aliviana y todos aquellos saturados sentimientos y emociones se han ido. Han mermado.
El corazón empalecido, ya sin fuerzas solo late para mantenerte viva. Pero es incapaz de mantener algo de amor en el.
Sabiendo que la reserva de amor propio aun sigue ahí, trato de no usarla si no hasta ultimas instancias.
Por los momentos se que el luto es necesario y resulta edificante para lo que sea que tu corazon te tenga destinado.
Luego comienza el proceso en el que esperas superar lo sufrido. A veces se logra. A veces no.
comienzas a contar los meses, y te das cuenta de que las calles estan vacías, que ya no ves las cosas como antes. Sin embargo ahora las ves más reales.
Tus reservas de amor propio comienzan a bombear y es cuando vuelves a ver que la vida se ve a colores y no en blanco y negro.
Te despojas de a pocos de tu luto interior. Y concluyes en que la vida sigue. Que desde el momento en que ella se fue las luces se apagan siempre igual, la unica diferencia es que ahora ella tiene otro nombre para su amor... Aquel que vino después de ti.